19 de enero de 2015

Cordes-sur-Ciel, el pueblo preferido de los franceses - 2014


A 25 km de Albi, en el Tarn, déjese seducir por el rostro amable de Cordes-sur-Ciel. Este pueblo lleno de leyenda se arremolina en torno a su promontorio rocoso como una madeja de piedra. Uno de los más valiosos tesoros de la arquitectura gótica cuya visita convertirá sus vacaciones en Midi-Pyrénées en un momento inolvidable.



Dominando la región de Albi, Cordes-sur-Ciel se encuentra en un entorno privilegiado. El pueblo está situado en el cruce del viñedo con Denominación de Origen Controlado Gaillac y del inmenso bosque de la Grésigne, de 4.000 hectáreas. También se sitúa en el centro de una red de lugares históricos en la que destacan otras pequeñas maravillas como los pueblos medievales de Puycelsi, Castelnau-de-Montmiral, Penne e incluso Bruniquel, en las gargantas del Aveyron.

En Cordes-sur-Ciel descubrirá una de las más antiguas villas fortificadas de Midi-Pyrénées, una de esas ciudades cuya florecimiento marcó la región durante la Edad Media y que fue fundada en 1222 por Raimond VII, conde de Toulouse, que deseaba erigir un bastión contra el avance de las tropas enviadas desde el norte de Francia para acabar con los cátaros.

Rápidamente, Cordes-sur-Ciel experimentó una gran prosperidad gracias al comercio de paños, sedas y pieles. En los siglos XIII y XIV, los comerciantes y los nobles edificaron lujosas residencias: Maison du Grand Ecuyer,  Maison du Grand Veneur,  Maison du Grand Fauconnier y otros palacios góticos protegidos por la infranqueable red de fortalezas que rodeaba la ciudad.


A medida que va ascendiendo por las escarpadas callejuelas, observará las esculturas de las casas de Cordes-sur-Ciel, excepcionales por su expresividad y abundancia. En las fachadas de gres ocre cobran vida dragones, animales y personajes extraños, todo un lenguaje cuyo misterioso significado hace que reine un clima de leyenda.

Disfrutará del encuentro con los artistas y artesanos de arte que dan fama y vida a la ciudad. Pintura, escultura, cerámica, pieles...: entre en sus talleres y tiendas, repletos de conocimientos y auténticos talentos. Por último, no se pierda la visita al Museo de Arte Moderno y Contemporáneo, y la magia del arte del Azúcar, sin olvidar el delicioso Jardin des Paradis cuya belleza contribuye a hacer de Cordes-sur-Ciel un sueño despierto.

Y este vídeo para animaros a ir:









Feliz semana...